martes, 20 de noviembre de 2012



Los olmecas usaban plata  y oro para engastar piedras preciosas, sobre todo el jade, que trabajaban con delicadeza pese a la dureza de la piedra. El jade se colocaba en la boca de los difuntos a fin de que tomase el lugar del corazón. Podéis leerlo en EL ENIGMA DE LOS OLMECAS Y LAS CALAVERAS DE CRISTAL, de David Hatcher.

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