Los
caballeros medievales recorrían el mundo tanto en busca de tierras y riquezas como de
reliquias para sus iglesias. Fue tal la proliferación de reliquias- aparecían
por duplicado y triplicado- que la Iglesia tuvo que poner un poco de orden.
Ana Martos nos cuenta algunos suculentos detalles en su libro PAPISAS Y
TEÓLOGAS.
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